sábado, 16 de julio de 2016

¿Qué ha pasado con la participación ciudadana en PODEMOS?

Por Javier Caso Iglesias | Analista Político

Según se indica en su código ético, "PODEMOS nace como herramienta para la participación ciudadana y la unidad popular. Aspiramos a recuperar la política para ponerla al servicio de las personas. PODEMOS es un método: la democracia. Promovemos la participación democrática directa de todas las personas en los ámbitos de la decisión política, así como en la ejecución de las políticas públicas".

A pesar de esta declaración de principios en PODEMOS la participación ciudadana brilla por su ausencia, es más también brilla por su ausencia la participación de sus inscritos en la organización. Se está vulnerando, por tanto, ese principio que dice: "La participación ciudadana es un derecho constitucional de la ciudadanía y un mandato imperativo que la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos dicta.".

En la actualidad en PODEMOS, en especial en la localidad y región en la que resido, no existe ni cultura ni metodología participativa, pues la organización carece de las mínimas técnicas, procedimientos, recursos didácticos, medios, diseño de procesos participativos, etc... Y de no ser así que me digan dónde se encuentra el Plan para el Fomento de la Participación de PODEMOS.

Dado que PODEMOS carece de un Plan para el Fomento de la Participación y la consecuencia más clara de esta carencia ha sido la pérdida de más de un millón de votos en las pasadas elecciones del 26-J -pues aquellas organizaciones que no fidelizan a sus votantes e inscritos, mediante la implicación activa que la participación garantiza, están sujetas a los avatares caprichosos del destino-, a continuación le dejo unas recomendaciones para que PODEMOS las tenga en cuenta extraídas y resumidas de la Guía Práctica para la Implementación de la Participación Ciudadana, son las siguientes:


En primer lugar indicar, como así establecen los más elementales manuales, que la metodología participativa es un proceso de trabajo que concibe a los participantes de los procesos como agentes activos en la construcción del conocimiento y no como agentes pasivos, simplemente receptores; de esta forma promueve y procura que todos los integrantes del grupo participen. Cuando se utiliza esta técnica en trabajo social, la percepción, análisis y solución de los problemas no depende ya solo del experto, sino que se tiene en cuenta de manera primordial a los beneficiarios, a los usuarios o actores sociales y sus expectativas, sus percepciones y necesidades.

Por tanto, la promoción de la participación ciudadana implica un esfuerzo para:
▪ Conocer: Conocer, escuchar y entender las aspiraciones, demandas, capacidades de los diferentes colectivos y personas que forman parte de la organización.
▪ Intermediar: Identificar las posiciones e intereses, equilibrar fuerzas, crear alternativas para articular constructivamente los intereses legítimos de los diferentes grupos, colectivos y personas.
▪ Crear Visión: Facilitar una creación de visión de futuro. Compartida e integrada.
▪ Colaborar: Construir alianzas para impulsar los cambios.
▪ Convencer y Conmover: Explicar y comunicar valores, crear cultura.

Ello supone:
▪ Entender la participación como un medio que se orienta a la consecución de objetivos. La participación no es un fin en sí mismo. La ciudadanía no se reúne por el mero afán de participar, sino porque a través de la participación y acciones de voluntariado pretende mejorar la calidad de vida del entorno en el que viven y contribuir así al desarrollo sostenible del mismo.
▪ Asumir el liderazgo del proceso participativo y manifestar la voluntad política de efectuar una actuación participada.
▪ Integrar a aquellos colectivos sociales y personas por lo general excluidos o marginados de los procesos de toma de decisiones.
▪ Vincular al máximo número de personas, asociaciones y colectivos que se encuentren dispuestos a participar.
▪ Formar/Capacitar a la ciudadanía en la toma de decisiones en las que participa.
▪ Potenciar el papel de las asociaciones vecinales y ciudadanas otorgándoles un rol relevante durante todo el proceso de conformación de una nueva política y de sus planes de actuación, desde su diseño hasta su evaluación.
▪ Articular procedimientos de participación dirigidos a la ciudadanía no organizada y que, sin embargo, tiene reconocido el derecho a la participación y se encuentra capacitada para implicarse en la gestión de los asuntos públicos.
▪ Mejorar la eficacia y transparencia de los canales de información entre la ciudadanía y la organización.
▪ La posibilidad de asumir como decisiones vinculantes las que se tomen por consenso en los órganos de participación.

Y para que la ciudadanía puedan desempeñar sus funciones y participar en la vida pública adecuadamente, es necesario fomentar como un valor clave la formación o capacitación en torno a múltiples enfoques y herramientas:
▪ En valores (género, medio ambiente, interculturalidad, inmigración, planificación urbanística,…),
▪ En destrezas para la comunicación y la gestión (marketing social, resolución de conflictos, negociación, liderazgo, trabajo en equipo, gestión de reuniones, contabilidad, elaboración de programas y memorias, legislación, TIC…),
▪ En metodologías participativas, siendo necesario fomentar como un valor clave la formación/motivación en torno a múltiples enfoques y herramientas. El diagnóstico también debe abordar estas cuestiones.

En la articulación de estas redes ciudadanas participativas hay que tener en cuenta los siguientes puntos:
✓ Identificar a los diferentes agentes que van a tomar parte de este proceso, tanto dentro como fuera de la organización.
✓ Mantener abiertos y activos los canales informativo-comunicativos, formales e informales, entre todos ellos.
✓ Establecer los diferentes niveles de implicación y expectativa de los participantes.
✓ Asegurar la transparencia y la accesibilidad a la información y al conocimiento disponible.

Fomentar la participación ciudadana no es cómodo ni fácil pero mejorará, y mucho, la gestión de la organización.

Como se indica, el diagnóstico también debe abordar estas cuestiones. Por tanto estas son algunas fórmulas a emplear para realizar un diagnóstico:
▪ Cuestionarios individuales.
▪ Consulta deliberativa.
▪ Foros de debate virtual.
▪ Grupos de trabajo.
▪ Grupos de discusión.
▪ Estudio por personas o entidad especializada.

Con todo ello facilitaremos la adquisición de competencias instrumentales y habilidades operativas especialmente participativas y comunicativas.

La recomendación "democratizar la democracia" se sintetiza en ofertar y promover oportunidades de participación en dos ejes básicos:
▪ Desarrollo de procesos y órganos concretos (consultas populares, consejos consultivos, comités de ciudadanos, consejos de gestión,…)
▪ Ofertas de oportunidades de participación y su regulación. La regulación supone coordinar los diversos actores y sus actividades, los recursos asignados o distribuidos y la prevención de reales o potenciales conflictos.

Conviene recordar e insistir en que un proceso participativo es aquel que de manera integral contempla las fases siguientes:
▪ Fase de información, mediante la cual se trata de difundir al conjunto de la ciudadanía afectada la materia o proyecto sobre el cual se pretende la participación, utilizando las técnicas metodológicas pertinentes.
▪ Fase de debate ciudadano, mediante la cual y empleando las metodologías adecuadas se promueve el diagnóstico, debate y propuestas de la ciudadanía.
▪ Fase de devolución, mediante la cual se traslada a las personas participantes y al conjunto de la ciudadanía el resultado del proceso.
▪ Fase de ejecución, mediante la cual se adoptan los acuerdos necesarios para llevar a cabo lo decidido entre la ciudadanía y la organización.
▪ Fase de revisión del proceso en sí mismo.
▪ Fase de evaluación, mediante la cual se evalúa el grado de cumplimiento de lo acordado en relación con lo finalmente ejecutado.

Los criterios óptimos para evaluar el aparato metodológico de la participación son:
▪ En primer lugar, la medida en que operen como un factor inclusivo y no exclusivo en relación a los agentes sociales, ciudadanos y políticos que deben implicarse.
▪ Y en segundo término, su utilidad en relación a las diferentes fases constitutivas del proceso participativo (Información, Deliberación, Decisión y Rendición de Cuentas,…)

Es importante considerar, como se ha dicho, que las políticas de participación ciudadana tienen carácter transversal. Además, es conveniente reiterar que no se participa por participar, si no en materias concretas. Para ello es necesario planificar el proceso participativo a través de los siguientes pasos:
1. Definir el Qué del proceso: Abrir un proceso participativo o instituir un órgano estable de participación requiere en primer lugar definir qué asuntos concretos y con qué políticas se relacionan los asuntos que van a ser sometidos a discusión.
2. Definir el Quién del proceso: Abrir un proceso participativo o instituir un órgano estable de participación significa también clarificar explícitamente los roles de los distintos agentes que van a implicarse en su desarrollo, tanto los que ejercen la representación de la organización como los que comparecen en nombre de la sociedad civil o ciudadanía.
3.  Definir el Cómo del proceso: Los procesos participativos pueden incorporar una o varias herramientas y técnicas, aplicables en uno o varios espacios ordenados de discusión. Los órganos estables de participación funcionan conforme a determinadas reglas y sirven de marco para el despliegue de uno o varios procesos participativos.
4. Definir el Cuándo del proceso: Los procesos participativos deben presentarse tasados y distribuidos en el tiempo, de forma que esta dimensión tenga también un efecto inclusivo. El tiempo es un bien escaso también para la ciudadanía, incluyendo la asociada.
5. Prefigurar los Resultados del proceso: Los procesos participativos y los ciclos de actividad de los órganos estables de participación tienen un fin: la producción de conocimiento ciudadano en torno al asunto o asuntos puestos en cuestión.
6. Establecer mecanismos aptos para el ejercicio de Rendición de Cuentas: Con independencia de a quién haya correspondido la iniciativa primera del proceso participativo, sus resultados se deben incorporar de un modo u otro a la toma de decisiones públicas cuya puesta en práctica compete a la organización.

Antes de poder confirmar, mediante evidencias objetivas, que se ha cumplido todo lo previsto en el Plan Estratégico, debe iniciarse un proceso de validación del trabajo participativo realizado, de las acciones definidas y del documento final del Plan. Para ello la etapa del proceso del Plan, relativa al seguimiento y evaluación del mismo, permite constatar el cumplimiento de las acciones y compromisos propuestos, así como analizar el proceso y los resultados obtenidos, especialmente en relación con la participación ciudadana.


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